March 6th, 2014
Otón again accompanied us becuase he knows al the roads in the area, whose pand we could ride through and whose not to. Sometimes mom would look at the map and say "Look, this is a shorter route from here to here" amd Otón would must say "No". We trusted him.
Otón nos volvió a acompañar porque el sabe todos los caminos del area, por terreno de quien si se puede pasar y por cuales no. De repente mi mamá observaba el mapa y decía "Mira, si pasamos por aquí es mucho mas rápido y directo". Otón solo decía "No". Confiamos en el.De way got so obstacled that we finally had to ride a lomg the Ensenada-San Felipe highway. Which in the end was good because we knew that the last couple days would be all on dirt roads (unfortunately on these northern stretches it is now very hard to move around in the desert: too many fences). So Steve (remember?) had offered himself as a support vehicle. Amd had we not been riding alomg the highway we might have not met up with him that night.
Se volvió tan intransitable por terracería que tuvimos que montar la última parte del día en las orillas de la carretera Ensenada-San Felipe. Al final resultó muy bueno porque para este último teamo sabíamos que ibamos a estar por camino de carro (desafortunadamente por esos lados norteños ya es muuuy difícil moverse por veredas: hay muchos cercos).or este motivo Steve (te acuerdas de el?) había decidido acompañarnos en su troca como gran burro de carga, básicamente. De no haber estado por la carretera quizá no nos hubieramos encontrado con el esa noche.
We came to a little hostal type ranch, near the highway and we stayed there in the rooms available while the mules stayed in corrals that had been recently evacuated by cattle. In fact, there were still some bulls around and there desperare calls kept us up most pf the night. We cooked dinner in our hosts small kitchen, staying around the warm fire, and talking with our nice but shy (at least of us) host.
Llegamos a un ranchito tipo hostal, cerca de la carretera y pudimos quedarnos ahí en sus cuartos mientras que las mulas se quedaban en los corrales recientemente evacuados por ganado. Todavía había algunos cuantos toros y la bramadera nos matuvo despiertos gran parte de la noche. Hicimos cena y nos quedamos aguantando el frío en la casita del cuidador del rancho, un señor amable pero tímido por lo menos con nosotras.
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